La vida digital existe. La palabra “alimentar” nuestras redes sociales no está demás. Hace años que el mundo se despliega en varias versiones paralelas, como si de alguna manera, todo se diera en dimensiones, a veces extrañas, pero también muy amables.
Nutrir nuestra existencia digital
La vida digital ocurre, por ejemplo, cuando estamos lejos de la familia, amigos y amigas y salimos de viaje o simplemente hemos elegido vivir en otros espacios. Entonces, nuestra existencia virtual se nutre para que la distancia no nos mate de hambre. En otras circunstancias, en cambio, transcurrir y crear contenidos digitales tiene que ver con compartir nuestros días.
Estar un poco y todos los días con las otras personas
Ya saben: millones de mensajes por WhatsApp, todos sucediendo en un mismo segundo, cientos de billones de publicaciones en Facebook, miles y miles de correos electrónicos, un sinfín de imágenes que circulan por Instagram y, por supuesto, infinitas búsquedas en Google, entre tantas formas escritas que tenemos hoy para comunicarnos. Pero, ¿dónde está el límite? ¿Cómo se maneja la privacidad y estos textos que en ciertas ocasiones nos dan la gana de conocer y otras no?
Amistades en modo digital
Hacer amistades y relaciones íntimas en modo digital: cuenta. Diríamos que mucho. Al fin y al cabo, vivir en simultáneo tiene su parte feliz. ¿Quién no conoce a alguien que conoce a alguien que ha formado una familia luego de que se encontró con otro alguien en un espacio virtual? Yo, por ejemplo, que doy clases de español en línea desde hace muchos años, me he hecho amiga con mis estudiantes. A veces, tengo la suerte de que pasan por mis latitudes y nos juntamos y nos vemos de cuerpo entero. ¡Es algo maravilloso! También, sabemos que el futuro de ciertos afectos llega como loco y nos lo avisa con grandes películas y directores geniales como en Her, la terrible y, a la vez, hermosa película de la Spyke Jonze.
El placer de navegar por nuestras vidas digitales paralelas
¿Quién nos quita el placer de darnos un paseo por la pantalla de nuestros días allí en la red? En definitiva, tener una vida digital se relaciona con no morir o, mejor dicho, con vivir un poco más. Por eso, salgan al parque, visiten a la gente que tienen cerca, paseen a sus mascotas y vayan a pasarla bien al cine, pero no repriman por nada del mundo, su intensa, merecida y feliz vida digital.