La música del Pablo

Todos los 13 de julio es el cumpleaños del Pablo. Estoy segura de que hubiese hecho una de sus grandiosas fiestas en la terraza de su casa. Ahí, cuando vivíamos en la misma ciudad, el Pablo me ponía las canciones que él sabía que más nos gustaban. En realidad, que nos siguen gustando.

Las fiestas en la terraza

La música del Pablo, generalmente, se completaba con algún traguito rico, preparado por el Víctor, y luego, a bailar. Como me fui de Mendoza, esos momentos ya no eran posibles para él y para mí pero, de igual manera, tenía la idea siempre en mi mente que podría volver a pasar, aun cuando el Pablo y el Víctor ya no vivían en ese departamento con la maravillosa terraza, donde tantas veces me hospedaron a mí, a mis amigas, a Grisell. Hasta los dos nos hicieron la fiesta de bodas. A esa celebración también fue a bailar la Miriam, que ya tampoco está acá. Acá en donde la podía ver o hablar con ella, de vez en cuando, lo mismo que con el Pablo.

Compartir y compartirnos

Pero, apenas se fue nuestro amigo, dijimos con el Andrés que una de las grandes cualidades del Pablo era que nos enseñaba siempre a compartir, a compartirnos. Porque el Pablo hacía que nos juntáramos, que nos conociéramos, que nos bailáramos todo. Ahora que llega su cumple y él ya no está, PONÉLE (en cinerama, como decimos con el Víctor), inauguro esta terraza virtual. En este sitio regio, divino, pondré la música del Pablo, que le gusta a él y que me gusta a mí. Entre estas toneladas de canciones, de temones, hay algunas que son HIMNOS totales. Ya se van a dar cuenta de cuáles hablo.

Por lo pronto, lo único que quiero es compartir con ustedes es lo que él me/nos dejó. Algunos, algunas seguro iban a esa terraza iluminada por el Pablo y el Víctor. Si no tuvieron la suerte magistral de transcurrir esos instantes entre hitazos de los ochentas, noventas, dos miles y más, esta es su gran oportunidad.
Bienvenidas, bienvenidos y bienvenides a la Música del Pablo.