Allá en el siglo XIX, la gente de Francia re/inauguraron, por así decirlo, una nueva forma de pasear que tenía como protagonista al “flâneur”. ¿Acaso estos vagabundos literarios no se aproximan sigilosamente a los exploradores y exploradoras de un espacio que, sin lugar a dudas, no se limita a la pantalla de nuestros dispositivos?
Comunidades enteras de «paseantes» en línea
Perder el tiempo no tenía nada que ver con esta costumbre tan difundida y practicada en aquella época. Se supone que este tipo de paseantes callejeaban todo el día sin tener un rumbo fijo. Para decirlo con un viejo refrán sudamericano: eran unos verdaderos “patas de perro o perra”.
Por supuesto que todavía existe esta gente callejera que nada más se dedica a vagar alrededor de la ciudad, tan sólo observando o dejándose llevar por el destino de sus sentidos y experiencias. Sin embargo, hoy en día, también las nuevas comunidades de internautas se han convertido en auténticas “flâneurs”. La red, con sus contenidos digitales, nos orienta, nos guía y nos ayuda a naufragar – generalmente- en el más amplio y puro sin sentido.
La historia sin fin
Cada vez que encendemos la máquina preferida que, al fin de cuentas, es como una parte más de nuestro cuerpo, nos entregamos a este mar de textos en línea lleno de aventuras, fenómenos, curiosidad, energía y hasta felicidad. Efectivamente, nos convertimos en estos nuevos paseantes donde el espacio no tiene fin, y aunque el tiempo sí parece tenerlo, desaparece.
Ya sabemos que perder el tiempo está mal
Pero, ¿qué nos importa si lo que logramos es dejarnos fluir un poco y escaparnos de la rutina que siempre – tarde o temprano- se pone de color gris? Vagar por las redes sociales es un esparcimiento moderno, como en tiempos de Baudelaire, fue el flâneur. Porque, después de todo, en un momento dado y cuando la distracción y el espectáculo toman nuestro teclado y nos hacen navegar como locos o locas, todo se transforma en una ficción que no hace otra cosa que relajarnos a solas y con multitud de textos digitales que sólo Internet y nuestra voluntad pueden darnos.