Pasando la Navidad, que según ya sabemos quién, es la festividad que celebra el mundo cristiano por el nacimiento de Jesús (su salvador), me pongo a escribir esto. Hoy es 31 de diciembre de 2024, un día enormemente importante para mí. Sí, la obviedad, hoy termina el año y mañana comienza el flamante 2025. Pero además, de querer deserles un Feliz 2025, quiero expresar, por primera vez, mi conflicto con la navidad.
Todo este mes he estado despotricando contra la navidad (ahora, la pondré con minúsculas. He despotricado y despotrico por varias razones:
- No puedo creer que ha esta altura del mundo sigamos bajo la atrapación (me permito inventar esta palabra que no existe) de festividades que no nos pertenecen a una vez, cada vez más grande mayoría del mundo.
- Demás está decir que el consumismo tiene que ver, supuestamente, con que llega Papá Noel, Santa Claus, nace el niño Jesús, que sé yo, creo que ya nadie sabe por qué nos regalamos cosas. Si hay que regalar porque la tradición ya se nos pegó como chicle ¿por qué no regalar algo significativo, relevante, para iniciar y transitar el nuevo año? Por ejemplo, un libro, una película, una buena receta, música, un curso que nos interese :), una planta, ropa, un cuaderno, tiempo, abrazos, una carta, algo que simplemente sepamos que la otra persona necesita. Después de todo, regalar sin sentir el que nos acecha el consumo: es lindo.
- Mucha gente me dice que es un buen momento para reunirse con quienes amamos, bla, bla, bla, pero ¿acaso el 31 de diciembre no sería más lógico reunirnos con esas personas que nos han acompañado TODO el año y, juntos, juntas, juntes, nos predisponemos a seguir compartiendo el año próximo? Yo sé que la respuesta a esta pregunta es sí, sin embargo, la navidad sigue siendo más importante que desear Feliz 2025.
- Si la fecha en que se conmemora en nacimiento del hijo del Dios cristiano es relevante, ¿por qué no debe serlo aún más la entrada de un nuevo año. Uno de mis amigos más queridos me dijo hoy: “yo entiendo tus pensamientos y sentimientos, y no me sorprende. Esto para ti es una fiesta cosmológica, la vuelta al sol, a nuestra estrella, que nos da TODO”… Pensando en la pandemia pasada del 2029, que estemos vivos, vivas, vives, es un milagro. ¿Qué pasaría si el Sol se pusiera loco y dejara de dar vueltas? Porque ese sí tenemos toda la seguridad que existe. De hecho, lo vemos cada día y le agradecemos (o muchas personas lo hacemos) esta vida.
- Ahora, el sol está directamente relacionado con el cuidado de nuestro planeta. Si cuidamos la Tierra, indirectamente, cuidamos el Sol, cuidamos la vida. A mí me parece, y esto es sólo una primera interpretación, que preferimos celebrar de manera pagana un símbolo en el que la mayoría del orbe no cree, en lugar de hacernos cargo de todo lo que le debemos a estas vueltas al sol. Otra de mis grandes queridas amigas me lanzó un frase genial: “Claro, para ti es tan importante el año nuevo porque es como festejar el cumpleaños de todo el mundo”. Y es así.
Al año nuevo, al sol con amor
Luego de despotricar mucho, mucho, me doy cuenta de que no me molestaría (tanto) que la gente celebre navidad, si le diéramos más intensidad al año nuevo.
Sería hermoso que:
- Nos tomáramos unos días antes del 31 para repasar qué hemos hecho durante el año, qué ha pasado de buen, y qué de malo, qué recordaremos y que no, qué hay que olvidar porque lastima, y que no hay que olvidar porque fortalece, que hemos aprendido, y qué no, qué vamos a mejorar por habernos equivocado, y qué no se puede hacer nada, decir adiós, y conjeturar un reencuentro nuevo, decir hola, y abrir los ojos, la mente, el corazón, el cuerpo, el alma, la energía, esa fuerte, buena, amorosa, valiente, compasiva, empática, universal, esa que nos une, que nos reúne, que nos junta porque nos llamamos, nos buscamos, incluso sin tener toda la conciencia de ello.
- Habláramos mucho en todas las lenguas, en todas las formas de comunicación, por escrito, por señas, con la voz, con las manos, con la mente, con la energía, con nosotras mismas, nosotros mismos, nosotres mismes, y con las demás personas para proponernos ideas, sentimientos, puntos de vista, ayuda, solidaridad, generosidad, amor.
- Pensáramos, sintiéramos, fuéramos consciente de que empezar la nueva vuelta al Sol es un evento que nos concierne a todos, todas, todes, sin excusas, sin explicaciones, sin frivolidad, y con crítica, con ganas de vivir mejor, y creer, si es que queremos hacerlo, en lo que elegimos, lo que nos vivifica y nos hace sentir que está bueno estar acá.